En un reciente informe de Bloomberg Línea, basado en el índice JP Morgan, se ha reportado un aumento significativo en el riesgo país de Bolivia, colocándolo entre los más elevados de América Latina. Este indicador, que mide la percepción de los inversionistas internacionales sobre la capacidad de un país para cumplir con sus compromisos financieros, ha situado al país en una posición de alto riesgo. Esta situación podría afectar gravemente el acceso del país a créditos internacionales y la confianza de los mercados.
Bolivia se encuentra en un escenario similar al de economías en crisis como Argentina y Venezuela, que lideran el ranking con los niveles de riesgo más altos en la región. Entre los factores que han impulsado este incremento en el riesgo país se destacan la incertidumbre económica, el creciente déficit fiscal, la falta de reservas internacionales y la inestabilidad política. La escasez de divisas ha sido un factor especialmente preocupante, impactando tanto la inversión extranjera como el comercio interno.
Algunos analistas económicos apuntan a que el deterioro de las condiciones macroeconómicas ha sido clave en el aumento del riesgo país. El gobierno de Luis Arce ha implementado medidas como el control de precios, subsidios e intervención estatal en sectores estratégicos. Sin embargo, estos esfuerzos no han reducido las preocupaciones de los mercados internacionales.
Venezuela y Bolivia son los peores de la región
Bloomberg señala que la situación de Venezuela no cambiará mientras el régimen de Nicolás Maduro permanezca en el poder. El EMBI venezolano se sitúa en 20.700 puntos. En segundo lugar en la región se encuentra Bolivia, con un riesgo país de 1.801 puntos.
En comparación con otros países de la región, Bolivia se encuentra en desventaja. Economías como Chile y Uruguay mantienen niveles de riesgo país relativamente bajos, lo que les permite acceder a financiamiento en mejores condiciones. Este contraste resalta la vulnerabilidad de Bolivia frente a sus vecinos.
El aumento del riesgo país plantea un desafío significativo para el futuro económico del país. Bolivia podría enfrentar mayores dificultades para atraer inversiones y generar crecimiento económico en los próximos años. Esto se debe a las limitadas posibilidades de acceder a financiamiento internacional en condiciones favorables, lo que afectaría tanto su desarrollo como el bienestar de su población.